El calor acabará por deteriorar el cable, que además se da de sà por esa forma de doblarlo.
El secador de pelo es uno de esos inventos que nos hacen la vida más fácil. Eliminar la humedad del cabello después de la ducha, moldear, alisar y peinar el cabello, e incluso secar rápidamente una prenda que quieres ponerte ya mismo y no puedes esperar a que se seque de manera natural.
Por muy simple que sea este electrodoméstico, lo cierto es que conviene no descuidar su mantenimiento para alargar su vida útil todo lo posible. Evitar darle golpes o que se moje y limpiar de vez en cuando las pelusas del filtro son algunas recomendaciones para que te dure más.
Pero, además, si tan pronto como terminas de utilizarlo enrollas a su alrededor el cable para guardarlo a toda prisa, has de saber que cometes un error. A veces ese buen hábito por mantener el orden en el cuarto de baño nos juega una mala pasada.
Resulta muy común desenchufarlo al acabar de utilizarlo y enroscar el cable alrededor del propio secador. Es un método práctico de guardarlo de forma ordenada para que el cable no quede suelto estorbando. Sin embargo, deberÃas abandonar esta costumbre inmediatamente.
El secador desprende calor, es clave en su efectividad y no te pillará por sorpresa. Pero precisamente este calor es enemigo de su cable. Aunque ya esté desenchufado y apagado, el aparato conserva calor residual, sobre todo por la parte por la que sale el propio aire caliente. Por ende, si presionas el cable en torno a este calor, se deteriora y acaba por estropearse.
Además, aunque dejes que el secador se enfrÃe, este modus operandi no es una buena idea. Enroscar el cable de forma enrevesada y demasiado apretada lo deforma y, con el tiempo, irá dándose de sà hasta dejar de funcionar definitivamente.
De hecho, tampoco es aconsejable colocar asà los cables alrededor de otros dispositivos como las planchas del pelo o las tenacillas rizadoras. Ni siquiera lo hagas con la batidora, la tostadora o la sandwichera. Ni de ningún dispositivo en general.
La próxima vez que te compres un dispositivo electrónico nuevo, fÃjate en cómo viene colocado su cable en el embalaje. Este se va doblando sobre sà mismo haciendo ‘eses’ y después se sujeta con un pequeño alambre como el del pan de molde.
Precisamente esta es la manera correcta de guardar los cables. Plegados de forma suave sin enroscarlos, de modo que no se deforme y su funcionamiento sea óptimo a la larga. Asà que la próxima vez que vayas a tirar ese pequeño alambre para amarrar el cable, o te dispongas a darle forma de espiral, piénsatelo dos veces.
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