Inseguridad. Cada vez más productores tienen que cuidar sus productos de los malvivientes. En todos los oasis, hay robos de fruta y uva. Las redes sociales como canal del mercado negro. Las historias. Videos.
Un caso de robo de fruta a un productor de General Alvear volvió a colocar sobre el tapete una problemática que aqueja a los productores sureños como así también a los del Valle de Uco, la zona Este y, en realidad, a toda la geografía mendocina donde existe una explotación agrícola.
El robo de fruta se podría considerar también como un delito estacional, primero el damasco, después sigue el durazno, la ciruela y la uva. No faltan los “apasionados” por la manzana, melones, sandías y, como ocurrió en Alvear, el membrillo.
Pero ese problema es solo durante la cosecha. El resto del año hay más provisiones en las fincas para abastecer a la delincuencia. Se llevan alambres, palos y torniquetas (tensores) de los sistemas de tela antigranizo y por supuesto también la malla. Los aspersores y mangueras de los sistemas de riego entran dentro del inventario habitual de los ladrones.
Cables, transformadores, medidores de la luz son un botín muy preciado y como corolario, si bien puede parecer increíble, hay que decir que la realidad superar a la ficción más de una vez: hay casos en los que se robaron hectáreas completas de plantas.
Los robos en la zona rural están a la orden del día e independientemente del lugar en que esté situado el establecimiento agrícola, los testimonios son calcados.
Hay un hartazgo generalizado “porque parece que no puedo ser dueña de lo mío”, como dijo María, una productora resignada de la zona Este.
Uno por uno los productores consultados por Los Andes arribaron a la misma conclusión, el principal problema no está solamente el delincuente que roba, sino que detrás hay un mercado que compra la fruta o los demás artículos sustraídos.
“La policía viene, trabaja, investiga pero después en la fiscalía no pasa nada. Hay que atacar los lugares en donde se venden las cosas, porque si no hubiese un mercado los chorros no ganan nada”, dijo uno de los productores que dialogó con este diario.
La situación que le tocó vivió Erardo Martínez Croce, productor agrícola y también titular de la bodega Familia Martínez Croce, refleja fielmente el comentario que se repite dentro del ámbito productivo.
Encontró a los ladrones en pleno acto, la policía detuvo a una persona, el resto escapó por las hileras, y cuando llegó la orden de un ayudante fiscal se desató el escándalo. Indicó que restituyan la mercadería al damnificado y al implicado que lo dejaran en libertad.
La denuncia pública que realizó Martínez Croce en las redes sociales, con videos incluidos, armó tal revuelo que finalmente la fiscalía actuó y al menos, uno de los tantos implicados en el robo, quedó detenido e imputado.
“Se dieron todas las condiciones. Viste que por ahí te dicen que los vecinos avisen, que llamemos a la policía, que colaboremos. Bueno, ahora se dieron todos los pasos, los vecinos avisaron, la policía llegó rápido, pudimos identificar a los que estaban ahí, entonces ahora me gustaría que les quede el antecedente en la justicia”, manifestó Martínez.
Todo ocurrió el domingo 7, post Vendimia nacional. Vecinos alertaron a Erardo que había gente en su finca y la de Raúl, el cuñado, ambas en la zona de Palermo chico, en el distrito sanrafaelino de Real del Padre, a poco más de 10 kilómetros de General Alvear.
Cuando arribó se encontró con un viejo camión al costado del camino y cuatro bines dispuestos para contener los membrillos. Entre las hileras había una pequeña cuadrilla de cosechadores, eran entre cinco o seis, y también alguien en un vehículo que sería el que armó todo el circuito para el robo. Por supuesto, la cosecha ilegal se estaba produciendo a plena luz del día.
“Nos llamaron los vecinos porque vieron gente en la finca que nos estaban robando los membrillos. Cuando llegamos vimos gente que estaba cosechando, eran unos cinco que se dispersan cuando nos vieron. Había una persona con un auto, que tenemos fotos del auto, que se fue al ver el movimiento y quedó el pobre tipo del camión al que llamaron supuestamente para venderle los membrillos”, comentó el productor.
“Cuando mi cuñado llamó a la policía, inmediatamente aparecieron, no más de cuatro o cinco minutos demoraron, y detienen al chico del camión. Lo tuvieron ahí como una hora y media hasta que el ayudante fiscal indica que devuelvan la mercadería robada y que lo dejen ir, como una especie de resolución de conflicto, esa fue la definición. Por supuesto que nos generó un poco de calentura la situación”, describió Erardo.
A partir del video y las imágenes que subió Erardo a las redes sociales se armó una bola cada vez más grande y durante el martes a la mañana se emitió la orden de captura y personal de la División Investigaciones detuvo al propietario del Chevrolet 47 en el que iban a transportar los membrillos.
“La causa se inició el domingo con el desplazamiento por el 911 porque estaban sustrayendo membrillos, llegaron tres movilidades al lugar. Por las directivas que recibimos de la justicia se hizo entrega de la mercadería sustraída y se dejó identificado al posible autor”, comentó el jefe de la policía en la zona Sur, comisario Miguel Sánchez.
“El martes cuando la justicia libró la orden de secuestro del vehículo se procedió a la aprehensión de la persona, se lo trasladó a la Comisaría 26 (con asiento en Villa Atuel, San Rafael) y se le imputó el hecho. Después se ordenaron otras medidas porque de los testimonios recogidos surgió que participaron más personas en el hecho”, agregó el comisario.
Se trataría de un joven de 25 años que vive en las inmediaciones de Libertad y Zamenhoff en General Alvear. Además de imputarlo por hurto agravado en grado de tentativa, la policía secuestró el camión y un celular.
“Bueno, gracias a todo lo que se armó hubo movimiento. Puede ser que tal vez el hecho en si no lo amerita porque es poca cosa pero lo que pasa es que después esa misma gente en el invierno te roba el alambre, mangueras de riego, y otras cosas. Eso es lo que se genera y en esta oportunidad, fue algo único porque hay que agarrar a un tipo con las manos en la masa, cuesta mucho, entonces esta oportunidad no se debe perder porque acá, además del tipo que agarraron del camión, tiene que mandar al frente o tienen que ir por el otro delincuentón que tenemos ahí en Real del Padre, el que organizó todo”, dijo Martínez.
“A mí lo que me interesaría en este momento es que todos los implicados tengan su imputación, no me interesa que reciban perpetua pero sí que tengan las consecuencias de lo que hicieron, que quede el antecedente y no solo el del camión”, insistió.
En cuanto al accionar de la fiscalía, el productor contó que “como pasa en los pueblos chicos, resultó que lo conozco al ayudante fiscal. Y es entendible, un domingo de turno el solo para atender todo, es una persona que está trabajando pero me gustaría que se moviera la justicia y aprovechen esta oportunidad para ver quiénes son todos los que están involucrados”, reflexionó.
“Pero además, continuó Erardo, si no tienen consecuencias después van a seguir en otro lado, total no les hacen nada. O si los agarran por otro robo, los terminan soltando porque, supuestamente, no tienen antecedentes. Eso se tiene que parar”.
Entre los comentarios que dejó el productor, también reconoció que situaciones como las que le tocó vivir hacen que se pierdan hasta las ganas de invertir.
“Esto también te saca un poco las ganas de hacer, porque para que vas a poner tela a un cuadro en el fondo de la finca si te la van a robar, o van a sacar el alambre o las torniquetas, como ya me ha pasado. Para que poner un sistema de riego si después estás corriendo el riesgo que te lo roben. Es más, que haces si llegas a la finca y te encontrás con un tipo de estos. Tal vez te tiran algo por la cabeza o peor aún te calentás, reaccionás y termina todo en un desastre mayúsculo. Hay que cortar con eso”, enfatizó.
Por último el productor consideró que “esta vez es una linda oportunidad para que la justicia se luzca y personalmente, el que me gustaría que agarraran es al tipo que está detrás de todo. Porque si yo recibí comentarios de quien es y lo que hizo ellos más deben conocerlo”.
El robo del que fue víctima Erardo Martínez Croce y toda la situación que se desató a su alrededor desencadenó una oleada de reacciones contra la justicia y el sentir del productor y bodeguero alvearense, se repite a lo largo y ancho de Mendoza.
Todos coinciden en que no se trata de un kilo de fruta menos para vender, sino en lo que conlleva, la impunidad de quienes cometen los robos. Sin embargo esa solamente es la punta del iceberg.
Detrás de los delincuentes hay todo un mercado negro en el que se mueve y vende la mercadería mal habida y por consiguiente están los compradores finales.
Pero además, los productores remarcan que esa impunidad con la que actúan los malhechores les genera confianza y así como en el verano el botín puede ser la fruta de estación, y más en estos tiempos de escases en que subieron los precios, en el invierno el botín son los elementos de valor que se encuentran en una finca.
“Creo que el plan era llevarse unos 1.000 kilos de membrillo, es decir que le hacían unos $100.000 a ese ratito. Pero no pasa por la cantidad, el drama es que después vuelven en invierno por otras cosas. Si te llevan una torniqueta (para tensar los alambres que soportan la tela antigranizo) vale unos $300, no es nada, el drama lo tenés cuando te cortan el alambre y roban 100 o 200, ahí los números son otros. Hay que reponer todo, más la mano de obra, entre otras cosas”, comentó Martínez.
“Los robos de frutas esta temporada son más habituales. Igualmente el problema no está en el chorro en si sino en todo lo que se encuentra detrás”, comenzó la explicación Fabian Alonso, presidente de la específica de Agricultura de la Cámara de Comercio de Alvear.
“Acá roban para no trabajar, pero el verdadero problema, lo que está detrás, es que hay gente que compra esa mercadería robada, porque difícilmente roben para no llevarla a ningún lado o comérsela ellos”, agregó el productor ciruelero.
“En mi caso, me robaron unos 100 kilos de ciruela por día, durante tres días, y cuando detectamos por donde se metían, tuve que contratar a una persona durante una semana para que hiciera de guardia de seguridad. No cambia la ecuación 100 kilos de ciruela menos, pero el drama es que alguien la compra. Ahí está el problema”, agregó Alonso.
Por último el dirigente de la cámara alvearense consideró que fue “una locura” que dejaran en un primero momento libre y sin culpa alguna a la persona que detuvieron ese domingo en la finca de Erardo Martínez.
“Lo de la justicia no puede ser, que lo deje libre así como así. Además estaba claro que no era que se llevaban unas bolsitas de membrillo para hacer dulce en la casa”, afirmó.
Casi la misma reflexión que formuló Martínez o el comentario de Alonso se puede encontrar en Marcelo Rivera, un fruticultor de Tupungato.
“A mí me hicieron foco esta semana y me roban durazno. Colocan la fruta en bolsas, esas de papa, las esconden entre las plantas y después vuelven. Cuando están seguros que no los ven, las tiran hacia la calle y pasa una camioneta que carga y se va con la fruta”, relató el agricultor.
Para Rivera “esto no se resuelve con más móviles dando vueltas, acá hay que controlar a donde va a parar esa fruta. La relación ladrón, cliente y a su vez proveedor es más que evidente. Hay que atacar a la cadena de comercialización”, afirmó.
“Tengo un puesto en el mercado de Guaymallén y ahí llega mercadería que se podría decir que es de dudosa procedencia. Entonces con dos controles solucionas gran parte del problema”, enfatizó.
Dentro del amplio espectro de hechos desafortunados que le tocaron vivir a Rivera, no obvio recordar que “el año pasado me robaron una hectárea completa de plantas, como puede ser”.
Rodrigo Zaina tiene una propiedad en Palmira (San Martín) y si bien el robo de fruta puede ser más seguido que de costumbre, el blanco de los delincuentes muchas veces suelen ser otros artículos.
“Acá está complicado, están a la caza y pesca de fruta pero también de alambre, palos, rollos, hasta un portón me robaron y también un transformador para sacarle el cobre. Todo lo que puedan vender se lo llevan y por supuesto que siempre hay alguien que compra, así es muy difícil”, afirmó.
María, una productora de la zona Este tiene finca en las cercanías de la ruta 60 en Junín. Ya perdió la cuenta de la cantidad de veces que se acercó a la policía primero y la fiscalía después para ratificar la denuncia pero conserva una carpeta con cada una.
“Te descuidás un segundo y te llevan de todo. Me robaron el medidor de la luz y los cables, dos tranqueras y me desvalijaron la casa que hay en la finca”, inició el relato.
“Como será que hasta volvimos al riego tradicional y eso que hay falta de agua pero si nos robaron las bombas”, contó la mujer y después prosiguió con un hecho tan anecdótico como increíble: “un día terminamos de plantar, 2.500 plantas de Malbec, al otro día ya no estaban. Se robaron todas las plantas, no puede ser”.
Al momento de remarcar el accionar policial, María resaltó la atención porque actuan con diligencia y premura: “van, toman muestras, rastros, investigan”. Sin embargo, respecto del accionar judicial, si bien entiende que están colapsados, sólo citan a los denunciantes para ratificar sus dichos y en la mayoría de los casos las denuncias son archivadas. Así llegó a la conclusión que los delitos en las zonas rurales no tienen la importancia que se merecen,
Marcelo Serrano es el titular de la Sociedad Rural de San Rafael. Los comentarios del dirigente bien podrían darse en el sur mendocino como en Valle de Uco o la zona Norte.
“Hay poca fruta y vale un poco más, entonces es atractiva. Acá en San Rafael tuvimos robos de durazno y tomate, pero no es que iban a cosecharlos, no les da para andar por el suelo como en el caso del tomate, lo que hacían era robarse los cajones del camión”, describió.
“Acá lo que pasa es que la gente compra sabiendo que es robado. Si vienen a venderte un cajón que debería costar $2.000, por poner un precio, y te lo dejan a $1.500 o menos, algo raro hay. Entonces ahí está el problema central de todo”.
Entre los cometarios que formularon los productores, hay otro punto en común, el factor redes sociales. Todos destacaron al unísono que en las redes sociales se venden los artículos robados en la finca.
“Hay gente que ofrece fruta por las redes y ni son productores, entonces de donde la sacan. Un agricultor tiene sus clientes, las verdulerías que le compran pero no anda ofreciendo por las redes sociales. Ahí hay un punto a tener muy en cuenta”, dijo Marcelo Serrano.
“Acá el problema es el que compra. Te roban desde fruta hasta lo que se te ocurra y después aparecen publicadas en Facebook, ya me pasó”, dijo José Manuel Del Pozzo, productor de Real del Padre, San Rafael.
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